jueves, 7 de noviembre de 2013

EL OSO NANDI. POR ANTONIO PARRA

El oso nandi: misterioso animal africano

Saludos amigos. He decidido compartir con uds. un fragmento del libro "El Mundo Misterioso" de Time Life. En este se habla de una misteriosa criatura keniana, el llamado "Oso nandi", una temida criatura nocturna, que como su nombre lo indica, se asemeja a un úrsido, aunque hay varias propuestas para la identidad del oso nandi, desde hienas hasta mandriles gigantes.

"Se dice que no todos los animales desconocidos son tímidos. Se rumorea que la nación de Kenia, del este de África, ha sido desde hace tiempo la guarida de una bestia similar al oso, tan salvaje y temible, que al parecer, visita los pueblos de noche, llevándose ovejas y algunas veces a personas. Los colonizadores europeos llamaron a la criatura el Oso Nandi, nombre de la tribu en cuyo territorio, situado al oeste de Kenya, tienen otros nombres más inquietantes para denominar a la bestia: Chemosit, o diablo, Geteit, que significa comedor de cerebro, una referencia al supuesto hábito del animal de comerse el cerebro de su presa.

Los hombres me decían que bajaba a los pueblos por la noche y asesinaba a los habitantes en sus cabañas, escribió Charles T. Stoneham, un conocido cazador de caza mayor, quien describió su propia búsqueda del Oso Nandi a finales del siglo pasado en su libro Cazando bestias salvajes con rifle y cámara. .


De acuerdo con el cazador británico de caza mayor, Charles T. Stoneham (arriba), que buscó incansablemente a la bestia durante la década 1920-30, el Oso Nandi atacaba a sus víctimas entrando en sus cabañas por el techo.
"Hizo su entrada por el techo, mató a sus ocupantes y se comió sus cerebros". Las mujeres que estaban fuera en el bosque recogiendo madera "desaparecerían" continuaba Stoneham, "y más tarde, se descubrían sus cuerpos, casi siempre desprovistos de la parte superior del cráneo".

Como no se tienen noticias de que existan especies de oso en África, aunque hay rumores persistentes, desechados por la mayoría de los científicos, de pequeños osos en Marruecos, los informes del Oso Nandi han desconcertado a los zoólogos. Sin embargo, a juzgar por estas informaciones, el término "oso" parece encajar. Geoffrey Williams, un aventurero que exploraba el territorio nandi a principios de siglo, pensó que, en efecto, la bestia se parecía a un oso cuando se encontró con ella durante una marcha por la verde meseta de Uasin-Gishu.

"Había una densa niebla", escribió, "y mi primo y yo caminábamos al frente del safari". De repente, se disipó la niebla. "Mi primo exclamó: ¿Qué es eso?". Mirando en la dirección en la que apuntaba, vi un gran animal sentado sobre sus caderas, a una distancia de no más de 30 metros. Su actitud era como la de un oso en el zoológico, y debo decir que media más de metro y medio", recuerda Williams. "Antes de que nos diese tiempo a hacer nada, saltó hacia adelante y se alejó arrastrándose".
En 1925, en un incidente que recuerda la terrorífica bestia de Gévaudan, en el siglo XVIII en Francia, los habitantes de un pueblo pidieron ayuda al gobierno keniata, después de que una chica de seis años fuera raptada en plena noche por un Oso Nandi, que había excavado un agujero en la pared de la choza de su familia. Las noches anteriores, la criatura se había llevado varias cabezas de ganado del pueblo. El capitán William Hichens, un oficial colonial británico, viajó al pueblo para investigar.

Después de escuchar los aterrorizados relatos de las incursiones de la bestia, Hichens dedició atraparla, rodéando la colina donde se sospechaba que vivía. El plan falló, pero Hichens tuvo un espantoso encuentro con lo que él pensó que era la misma criatura, que una noche, cuando se retiraba a dormir a su tienda, vio en la entrada del pueblo.



Great Rift Valley en Kenia, envuelto en nubes bajas, es un enclave habitual del depredador Oso Nandi. 

"Tenía un pequeño perro color caqui llamado Mbwambi conmigo, un perro mestizo, pero feroz y valeroso, y lo até conmigo a la puerta de mi tienda" escribió Hichens dos años después del incidente. "Era más de medianoche cuando lanzó un gruñido agudo, quejumbroso que me sobresaltó. Pero antes de que pudiese salir de la cama, toda la tienda se tambaleó, el poste al que estaba atado Mbwambi desapareció y el techo de la tienda se vino abajo, envolviéndome a mí, que inmovilizado por el toldo de la tienda, pugnaba por salir. En ese mismo instante, el aullido más terrible que he oído jamás rasgó la noche. Un puro horror demoníaco me heló la sangre".

"Oí a mi perro gritar una sola vez", continúa Hichens estremeciéndose. "Hubo un chasquido de ramas en los arbustos y luego un ruido sordo, de alguna bestia alejándose. ¡Pero aquel aullido! He oído media docena de leones rugiendo a la vez en una estampida a menos de veinte metros; he oído balitar a un elefante enloquecido, he oído a un leopardo atrapado transformando la noche silenciosa en una agonía estremecida con rugidos atronadores y desgarrados. Pero nunca había oído, ni deseo volver a hacerlo, un aullido como el de aquella criatura.

Hichens salió afuera corriendo, donde encontró que su perro no estaba y un rastro de sangre que llevaba a la jungla. Junto al camino había huellas enormes, cuatro veces el tamaño de [las huellas de ] un hombre", señala Hichens. Al amanecer, él y una partida de hombres del pueblo rastrearon las huellas hasta el bosque, pero una semana después el rastro se perdió. Hichens no encontró nunca al animal cuyo aullido había hecho que su propia alma se estremeciese.

Muchos científicos creen que aquellos que han visto al Oso Nandi han confundido un animal conocido, como una hiena, un baboo [baboon, ¿babuino?] o un ratel (un mamífero carnívoro nocturno, parecido a un tejón, que se encuentra en África, Arabia e India). Pero al menos un experto, Charles Williams, antiguamente del Museo Británico de Historia Natural, ha propuesto una teoría más sorprendente. Sugiere que el Oso Nandi pudiera ser un descendiente viviente de un grupo prehistórico de mamíferos conocidos como calicotéridos. Estas extrañas criaturas, que guardan relación con los actuales caballos, tenían patas traseras cortas, lomo curvo, una cabeza pesada de hocico cuadrado, cola corta y unas formidables garras. No se sabe en que momento pudieron extinguirse, aunque los paleontólogos creen que fue hace al menos 10,000 años".

Imagen de un calicotérido de Wikipedia.