EL ABUELO Y EL NIETO
Por un tiempo mi padre no veía y tampoco oía muy bien que
digamos y hasta le temblaban las rodillas cuando se sentaba en la silla. Apenas
podía aguantar la cuchara. Era penoso. Mi esposa y yo estábamos bastante
disgustados y mi padre acabó sentado en un rincón detrás de la estufa con la comida en un cuenco de barro. Él solía
mirar con sus ojos llenos de lágrimas.
Una vez no pudo sujetarlo y se le cayó. Mi esposa le riñó
y le compramos un feo plato de madera en el que él comía. Un día comiendo con
mi hijo de cuatro años éste empezó a reunir pedazos de madera. Yo le pregunté:
- ¿Qué estás haciendo?
Él contestó:
-Estoy guardando madera para daros de comer en el futuro.
Mi esposa y yo nos pusimos a llorar y nunca más dejamos
allí a mi padre.
javier albarracín
Soy una moneda trucada . Siempre soy cara, nunca cruz . El general me quiere usar , no se para qué. Creo que es para motivar a los soldados,a si que,alla voy ¡Ahhh! Es cara.Vamos a la guerra...
Hemos ganado, todos estamos cansados. Se está riendo el general, sabe que estoy trucada. Ja, ja.
Hemos ganado, todos estamos cansados. Se está riendo el general, sabe que estoy trucada. Ja, ja.
alejandro
EL ABUELO Y EL NIETO
Hace tiempo no podía ni comer sin que se me cayera
la cuchara y el plato se me caía sin meter la cuchara en la boca. Todo el mundo, es
decir, mi hijo y su esposa me odiaban.
Un día me compraron un plato. Se me cayó y la esposa
de mi hijo me regañó y yo di un suspiro. Mi nieto estaba recogiendo trozos de
madera y sus padres le preguntaron que qué hacía y mi nieto dijo que era para
darles de comer cuando fueran mayores. Se pusieron a llorar y después de eso
siempre comimos juntos.
yolanda
Hola, soy un hombre muy anciano, no veo bien, ni oigo bien, me tiemblan las rodillas y cuando me siento en la mesa apenas puedo aguantar la cuchara, y derramo el caldo sobre el mantel, o se me cae de la boca . Mi hijo y mi nuera estaban muy disgustados por esto, por lo que yo tuve que sentarme en un rincón detras de la estufa, y me daban la comida en un cuenco de barro. Yo solía mirar hacía la mesa con mis ojos llenos de lágrimas. Una vez mis manos temblorosas no pudieron sostener la taza, y cayó al suelo y se rompió. Mi nuera me regañó, pero no dije nada, sólo suspiré. Entonces me compraron un feo plato de madera, en el que tengo que comer. Un día que se encontraban todos juntos con mi nieto de cuatro años de edad, este empezó a reunir pedazos de madera en el suelo.
-¿Qué estás haciendo? preguntó mi hijo.
-Estoy guardando pedacitos de madera, para cuando yo sea grande tener en qué darles de comer a mis padres.
Mi hijo y su esposa se miraron por un tiempo y fianlmenrte se echaron a llorar. Luego me llevaron a la mesa y siempre comí con ellos. No volvieron a regañarme si derramaba un poco de algo.
CHRISTIAn
MARTA linares
EL
ABUELO Y EL NIETO
Soy
un niño y tengo cuatro años. Mi abuelo es muy anciano, no veía bien, sus oídos
oían poco, le temblaban las rodillas, y cuando se sentaba en la mesa no podía
aguantar la cuchara. Mi padre y mi madre estaban disgustados, y mi abuelo se
tuvo que sentar en un rincón detrás de la estufa y le daban su comida en un
cuenco de barro. Mi abuelo miraba a la mesa con sus ojos llenos de lágrimas. Mi
madre le regañó pero mi abuelo no lloró. Entonces mis padres le compraron un
plato feo de madera donde tenía que comer.
Un día mis padres y yo nos encontramos sentados
juntos, y yo empecé a dejar pedazos de madera por el suelo. Mi padre me
preguntó que qué estaba haciendo, y yo le dije que estaba guardando pedacitos
de madera para que cuando sea grande tener que darle a mis padres de comer. Mis
padres se echaron a llorar y dejaron a mi abuelo ponerse en la mesa.
MARTA ROBLES
Hola, soy un hombre muy anciano, no veo bien, ni oigo bien, me tiemblan las rodillas y cuando me siento en la mesa apenas puedo aguantar la cuchara, y derramo el caldo sobre el mantel, o se me cae de la boca . Mi hijo y mi nuera estaban muy disgustados por esto, por lo que yo tuve que sentarme en un rincón detras de la estufa, y me daban la comida en un cuenco de barro. Yo solía mirar hacía la mesa con mis ojos llenos de lágrimas. Una vez mis manos temblorosas no pudieron sostener la taza, y cayó al suelo y se rompió. Mi nuera me regañó, pero no dije nada, sólo suspiré. Entonces me compraron un feo plato de madera, en el que tengo que comer. Un día que se encontraban todos juntos con mi nieto de cuatro años de edad, este empezó a reunir pedazos de madera en el suelo.
-¿Qué estás haciendo? preguntó mi hijo.
-Estoy guardando pedacitos de madera, para cuando yo sea grande tener en qué darles de comer a mis padres.
Mi hijo y su esposa se miraron por un tiempo y fianlmenrte se echaron a llorar. Luego me llevaron a la mesa y siempre comí con ellos. No volvieron a regañarme si derramaba un poco de algo.
ANTONIO PARRA
EL ABUELO Y EL NIETO.
Hace
mucho tiempo estaba malito.No veía muy bien ,mis oidos estaban un
poco desgastados, me temblaban las rodillas. Casi se me caía la
cuchara cuando comía.¡Ni si quiera la podía coger bien y se me caía
de la boca y me manchaba! Mi hijo y su esposa estaban muy muy
disgustados hasta que un día me pusieron en un rincón al lado de una
estufa.Cuando cogí el cuenco
se me cayó al suelo,se me rompió y me regañaron. Me compraron un
plato de madera muy feo. De reojo vi a mi nieto coger trozos de
madera. Mi hijo y su esposa le preguntaron que hacía y mi nieto le
dijo que era para que cuando se hicieran mayores, para darles de comer. Mi hijo y su esposa se miraron y se hecharon a llorar y nunca más me
regañaron y volví a la mesa
¿ Quien fija nuestro
destino?
Yo soy el gran general
Nobunaga. He tomado la decisión de atacar a mi enemigo a pesar de que mis tropas
fueran ampliamente inferiores en el número. Yo estoy
seguro que venceremos pero
mis hombres no me creían mucho.
En el camino yo Nobunaga,
me detuve delante de un santuario Shinto.
Voy a recogerme.
FIN
MARTA linares